La alimentación de la madre debe proporcionar al niño las energías y los nutrientes necesario, no solamente para el buen funcionamiento de su organismo, sino también para lograr un crecimiento saludable. Solo en el mantenimiento de su metabolismo, los bebés emplean muchas más energías por kilo de peso que los adultos.
Durante los primeros cuatro meses de vida, la leche materna es suficiente para cubrir este requerimiento. Sin embargo, la nutrición temprana del recién nacido plantea 4 necesidades básicas:
1º Necesidad de calcio y vitamina D
En el momento de nacer, empieza la calcificación rápida de los huesos del niño. Por ende, la madre necesita un suplemento de calcio mientras su hijo atraviesa la primera infancia.
La alimentación usual a base de leche suele bastar; pero dicho calcio se absorbe mal si falta la vitamina D. por lo tanto, el niño que carece de ella puede padecer raquitismo grave en pocas semanas. El problema es particularmente agudo en los bebés prematuros, pues su organismo absorbe el calcio en forma todavía menos satisfactoria que el niño normal.
2º Necesidad de hierro
Si la madre ha recibido una cantidad de hierro durante la gestación, el hígado del feto habrá almacenado suficiente hierro para seguir fabricando, inclusive después de los primeros tres meses de nacido.
3º Necesidad de vitaminas C
Los tejidos del feto almacena muy poca vitamina C; sin embargo esta vitamina es indispensable para la formación adecuada de cartílagos, huesos y otras estructuras intracelulares.
La leche contiene poca vitamina C, sobre todo la de vaca.
4º Necesidad de tomar líquidos
La ingestión y la excreción de líquidos por el niño son siete veces mayores, en relación con su peso, que en el adulto. Es decir, que cualquier alteración leve del equilibrio de líquidos puede provocar una rápida aparición de trastornos en el neonato. Además, en el metabolismo del niño se forma dos veces más ácido que en el adulto; por lo que los pequeños tienen tendencia a la acidez. Finalmente, debe tenerse en cuenta que el desarrollo funcional de los riñones sólo es complicado al final del primer mes de vida, más o menos. Por todo ello, las madres deben ingerir buenas cantidades de líquidos.
Pero conforme va creciendo, el niño debe pasar de una dieta de leche pura a ingerir alimentos sólidos. Esta transición es importante para su desarrollo posterior
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