La uva actúa sobre el hígado, sobre el riñón y sobre el intestino, la llamada cura de uva conviene a los intoxicados, a los comedores pletóricos.
La uva es pectoral, refrescante, suavizante, depurativa, diurética, aperitiva, refrescante, suavizante, depurativa, diurética, aperitiva, antiescorbútica, tónica y reconstituyente. Fluidifica la sangre, la circulación en las enfermedades del corazón y la respiración en las molestias pulmonares; refresca a los intestinos, mejora las diarreas y las disenterías. Tonifica el organismo. En la cura de uvas la sangre y los tejidos se purifican, vitaminizan y alcanizan, vigorizan las defensas orgánicas, incrementa la vitalidad.
El consumo adecuado de las uvas, mediante una cura bien dirigida, es un medio excelente para evitar enfermedades. Para los enfermemos de los riñones, da mejor resultado el jugo que también favorece la eliminación urinaria los enfermos del hígado deberá de rehusar la uva moscato. Durante la curación, debe ser muy reducida la actividad física. La calma mental y el reposo sexual son necesarios.
El zumo de uvas en general se recomienda en casi todas las enfermedades, con muy raras excepciones siendo convenientes en los desordenes del metabolismo, en la tubérculos, en la debilidad general, desnutrición con adelgazamiento, anemia, catarros, escorbuto, reumatismo, raquitismo, condiciones nerviosas, neurastismo, congestión cerebral, atrofia y debilidad muscular, arterioesclerosis, debilita cardiaca y nerviosa, fiebres en particular las gástricas intestinales; en zumo diluido en agua, una tres veces al día.
En los casos de tuberculosis, se usará solamente el zumo y la pulpa de la uva.
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